Desde su creación en 2010, AGI Open se convirtió en la antena del mundo del diseño. El mes pasado la reunión se realizó en el majestuoso Auditorio Ibirapuera de San Pablo. Con la presencia de diseñadores latinoamericanos pero supremacía de europeos, la audiencia, en su mayoría estudiantes y jóvenes diseñadores, asistió a un encuentro donde brillaron Marina Willer, Ruedi Baur, Enrik Kubel, Sascha Lobe y Kenya Hara. A excepción de unas pocos, todas las exposiciones fueron de alto contenido visual y narrativo, con puntos de interés en común. En tanto, la ausencia de la célebre Paula Scher poco se notó ante el invitado sorpresa Milton Glaser que, a través de un video desde su estudio en Manhattan, dejó respuestas amplias acerca de la vida (“no me puedo imaginar fuera de New York), el arte y las ideas en el diseño.
Tras la presentación de los organizadores Kiko Farkas y Rico Lins, la brasileña Marina Willer (foto) se hace cargo de la apertura de AGI Open. Con una alocución vivaz y espontánea, Willer comienza evocando las historias domésticas de su vida familiar, su condición de madre y un análisis de la creatividad popular. A su vez, como directora creativa de Wolff Olins y actual social de Pentagram, exhibe piezas de diseño global como Oi, Serpentine Gallery, Fundación Louis Vuitton y la innovadora imagen gráfica para la Tate Gallery de Londres.
En segunda instancia, la presentación del suizo Niklaus Troxler resultó similar a su charla en Trimarchi 2012. «Cuando ven mis afiches, me ven a mi», afirma a medida que avanza su conferencia, donde subraya el uso del color y la profunda influencia del jazz en su vida. Así lo demuestran sus afiches para el Free European Jazz Unity (1975), Keith Jarrett Quartet (1978), Don Pullen Quartet (1978) y Sam Rivers (1979) entre muchos otros de su colección actual. La composición gráfica hasta el borde del plano representa un gesto que, según Troxler, «define mi libertad como diseñador».
Con una presentación sólida y piezas gráficas contemporáneas, el danés Henrik Kubel (foto), de A2 (junto a Scott Williams) se presenta en el escenario proclamando «que dibuja tipografías para el 98% de sus proyectos de diseño”. Kubel deja constancia de su obsesion por la tipografía en proyectos minuciosos para el diario The Independent, Aperture Magazine, la editorial Faber & Faber y su emprendimiento tipográfico A2 Type. Además, Kubel cita a la tipógrafa Margaret Calvert, autora de la perfecta New Rail Alphabet, con quien desarrolla distintos trabajos de consultoría.
Tras unos minutos de intervalo es el turno del holandés Max Kisman, un emblema del diseño de los 90, que muestra su trabajo para Emigré y Holland Fonts. Con un vocabulario orientado a la ilustración, Kisman referencia sus comienzos para la escena del rock, cuando diseñaba afiches para Nick Cave, Nina Hagen, Johnny Thunders y John Cale. Luego, su presentación gira hacia sus influencias tempranas de parte de su padre turco, las rutas medievales del siglo XvIII y las relaciones culturales de los países balcánicos, que explican su estilo gráfico y sus exigencias como profesional.
Kisman ambientó el escenario para los franceses Change is Good, los enfants terribles del evento. Con citas a Malcolm Mclaren, PIL, Joy Division y los industriales Clock DVA, el dúo exhibe sus investigaciones urbanas en el campo de la comunicación visual, además de su gráfica para el festival de Chaumont, el Tape Festival y el Centro George Pompidou.
Tan experimental como Change is Good, el alemán Jan Wilker (nacido en Ulm e instalado en New York), es posiblemente uno de los pocos que hace alusión al tópico de AGI Open «Práctica profesional». Con un gran manejo de la escena y el tiempo de exposición, Wilker repasa trabajos rechazados por sus clientes y sus fundamentaciones. Cierra con un clip de animación para los bailables GusGus que deja la sensación general de proyectos valiosos para no ser aceptados.
Por su parte, el diseñador Ruedi Baur (foto) se concentra en la ciudad, las instituciones culturales y su infraestructura. Baur exhibe parte de sus investigaciones y soluciones para la Estación de Trenes de París, hospitales y diferentes sistemas de señalética proyectados para el transporte público, el usuario, la circulación y el uso del tiempo. Según su mirada «ahora que somos millones, el diseño puede hacer mejor a las ciudades.» Crítico acerca de la sociedad actual y en particular de la verdadera representatividad de la marca país, sus frases resuenan desde el escenario. «Somos una sociedad cada vez menos transparente», –señala Baur– «necesitamos una mejor representación de los sistemas democráticos.» Sus conceptos se complementan con soluciones visuales complejas, que sin embargo, apelan «a algún acto poético», como en el caso de los hospitales públicos y los geriátricos.
El final de la primera fecha tiene como protagonista a la holandesa Nikki Gonnissen, quien hace un repaso por la cultura libertaria de Holanda del 60, citando como influencia al artista Win Tschippers, (a quien le diseñó un catálogo), Yayoi Kusama y el primer desnudo en la TV holandesa (un happening que resultó un paradigma de la época). Según Gonnissen, el diseño gráfico representa un permanente factor de cambio. Para el diseño de imagen del Museo Boijmans, se inspiró en el canónico diseñador estadounidense Lance Wyman (quien se encontraba en la sala) para México 68, creando una familia tipográfica manierista para la comunicación en afiches y catálogos.
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Crónica del AGI Open 2014 en San Pablo
Lucas López
Fotos cortesía AGI Open
Bruno Fujii
Henrique Nardi
Para más información:
http://2014.agi-open.com/
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